Bosque Rigel

Por fin habían llegado, no habían pasado ni dos minutos que la pequeña cachorra había salido de la seguridad de sus padres para empezar a explorar el nuevo territorio en el cual se alojaría. Sus grisáceos ojos se paseaban por el lugar, atentos a cualquier movimiento que se pudiera hacer entre las sombras. Sabia que no estaba sola y que estaba siendo vigilada. Entonces paro sus pasos y se sentó bajo un árbol, pegada al tronco de este, esperando... Sabia que no tardaría en aparecer.

Un chico que se encontraba ahí, a pocos metros del árbol donde ahora descansaba una niña, notó de inmediato la presencia de ésta. Giró un poco sus ojos y ladeó la cabeza para mira sobre su hombro. Cuando vio lo pequeña que era, no tardó en ponerse de pie, espantado y a la defensiva, buscando por todos lados por dos cosas, primero dónde estaban sus padres... y segundo, lo que más le preocupaba; si había alguien peligroso cerca.

La tercera figura hizo su aparición, sigiloso, imperceptible, casi invisible siendo resguardado por la oscuridad del lugar. Sus patas no hacían ruido alguno a pesar de que pisaban fuerte. Sin duda alguna buscaba algo, y no pasó mucho hasta que lo encontró. O mejor dicho, la encontró.
Gruño ya sin disimulo alguno, y entre sus dientes se escapó un vaho, producto del frío que hacía en el lugar. El inmenso lobo negro caminó, saliendo de las sombras y mirando de forma inquisidora y seria a la más pequeña del lugar.
-Aquí estás-Alzó la ceja cuando se hubo colocado a su lado, suspirando de alivio.
Acto seguido se volvió hacia el otro joven, relajando su mirada y saludándolo con la cabeza, no lo conocía a profundidad, sin embargo sabía que era miembro de la manada.

Corrió la mirada barriendo con esta el lugar y entonces pudo divisar una figura alta que resaltaba entre tanta oscuridad. No supo como pero sabia que aquella figura era la de un ser viviente, tampoco se supo explicar como es que sabia que había alguien ahi, para ella era pura intuicion, el azar tal vez o el destino que quiso que Rebekah alzara la mirada para encontrar a aquel ser. No, ella estaba convencida de que tenia que ser algo mas que el destino, el azar o la intuición... Bufo, tan solo pensarlo le mareaba y producía jaqueca; un pequeño temblor apenas perceptible se sintió en el lugar.
La pequeña se levanto y cuando se dispuso a caminar para dirigirse al muchacho escucho.una voz familiar. Plegó sus orejas a cada lado de su pequeña cabeza lobuna y cerro sus ojos por unos.infantes: la habían encontrado y no su hermano, si no que su padre.

-Hola papá - dijo entonces volviéndose hacia el gran lobo.

Era imposible creer que Rebekah era hija de Hirokiny que este era su padre. Él por un lado era un inmenso lobo azabache de profundos ojos verdes, mientras que ella era una cachorra de pelaje amadrinado y hermosos ojos grises, ni siquiera se parecía a su madre.

- ¿Quien es él? - pregunto entonces volviendo su cabeza para mirar al joven que estaba a unos metros de ellos.

Para el joven fue un enorme alivio descubrir que quien se acercaba era el padre de la niña, respondió al saludo del lobo con total naturalidad, soltando el aire que sostenía con estrés segundos antes y esbozando una sonrisa, hasta que se dio cuenta que se trataba del alfa de la manada, entonces la sonrisa desapareció y sintió un escalofrío en la espalda... Se sintió irrespetuoso y prefirió comportarse más formal con él.
-Me llamo Mikael. - Dijo aun aturdido.

-Es miembro de la manada-Sonrió el lobo de lado hacia el aludido, indicándole que no debía sentirse incómodo, para después transformarse en humano, un hombre imponente y alto, de piel nívea y penetrantes ojos verde intenso.
Tomó a la cachorra y la cargó, esta vez para que no se escapara, aunque era poco probable, Hiroki conocía el terreno como la palma de su mano, y siempre las estrellas le ayudaban a ver cualquier punto exacto que quisiera.
-Después hablaremos, tu hermano estaba muy preocupado-Le dijo Sombra Roja a su pequeña hija, dando a entender que únicamente porque se encontraba Mikael ahí con ellos no la reñiría, sin embargo no se salvaría por mucho tiempo. Si bien el alfa no había estado muy preocupado, Stefan insistió tanto en su angustia que finalmente tuvo que ir por ella.

Mientras Hiroki la cargaba ella paso a su forma humana, era sorprendente ver como una pequeña de tan solo tres años cambiaba de forma tan rápido y fácil como un adulto.
Si ya su forma lobuna dejaba dudar a alguien sobre la relación padre e hija entre ambos seres, la forma humana de Rebekah era suficiente para que cualquier tercero dará por hecho que allí no había relaciones familiares ¿por que? Hiroki seguía con las mismas tonalidades: cabello azabache, pálida piel y penetrantes ojos verdes... Rebekah era rubia y de enormes y penetrantes ojos grises, lo único que compartía con su padre era la tonalidad de la piel.
- Yonsoy Rebekah - se presento la niña con una sonrisa tierna sonrisa - ¿que haces aquí? - y como.siempre su curiosidad salio a la luz, muchos creerán que lo hacia estratégicamente para ganar tiempo y hacer que su padre se olvidará de aquella pequeña hazaña que había hecho causar la preocupación de toda su familia, pero no... Esa era Rebekah: completa e irrevocablemente curiosa.

-Ahhh yo... qué hago aquí. - repitió mirando hacia atrás, donde antes se encontrara descansando como si nada pasara a su alrededor. - Estaba siguiendo a las voces. - dijo mirando con los ojos bien abiertos a la niña de expresiones curiosas, él mismo tenía una mirada bastante juvenil, llena de vida y curiosidad. Alzó una ceja y miró por un segundo al padre, con un poco de duda y miedo. Quería lograr "espantar" a la niña para que no quisiera escapar sola de nuevo, aunque una parte de él le decía claramente que no lo lograría.

Hiroki alzó una ceja ante el comentario del muchacho, claramente divertido, jamás se le hubiera ocurrido tal invento, él prefería claramente "asustar" a sus hijos de una forma más real, con amenazas más a la vista, tales como el frío, los depredadores o los extraños.
Entonces sintió algo así como una punzada, un deje de preocupación, y supo que no era suyo, era externo.
"La encontré" Dijo mentalmente, enviando el mensaje al gemelo de la niña, que seguramente seguiría preocupado al igual que su madre.

Claramente paso todo lo contrario. Sorprendida, la pequeña abrió sus ojos de par en par clavandolos en el joven veinteañero. Quería saber mas sobre aquello.

- ¿Voces? ¿Que voces? ¿De quienes? - empezó a preguntar mientras miraba a su alrededor y después volvió a mirar al muchacho - yo no oigo nada -

-Ya sabes... - dijo acercándose lentamente e mitando a la niña, mirando al rededor pero con una clara preocupación y un sentido de alerta bien despierto. - Shhh - se llevó un dedo a la boca. - no queremos encontrarnos con uno... - Llevó sus grises ojos a Hiroki, no lo había visto, quizás no era la mejor manera de presentarse ante el alfa, pero qué se le podía hacer.

El hombre dejó que los más jóvenes hablaran. Lanzó una breve mirada a Mikael, invitándolo a que continuara... si eso alejaría a su hija de estar vagando por la zona Orión, la más peligrosa de la manada, que hiciera lo que quisiera, no le importaba mucho, por el contrario se lo agradecería infinitamente.
Inclusive, ayudando al muchacho y sin que la niña lo percibiera, Hiroki creó una de sus sombras y le ordenó que corriera por todo el bosque.

La niña frunció el ceño, era pequeña pero no tonta y algo que le molestaba era que le tomaran el pelo o le mintieran. Alzó la cabeza y clavó sus grisáceos ojos en los verdes de su padre antes de mirar nuevamente a Mikael. La verdad era que ella no eschaba nada, ni una sola voz, murmullo o susurro. Bufó y bajó la mirada, fue entonces que pudo percibir por el rabillo del ojo un movimiento entre la oscuridad. No dijo nada, ni siquiera se movió, tan solo hizo como si nada hubiera pasado.

- Por el amor de... - se escuchó a unos metros. Mailén se acercó lo más rápido que pudo mientras sostenía de la mano a Stefan - Rebekah ¿Por qué hiciste eso? No sabes lo preocupado que estaba Stefan - le regañó su madre mirando a la niña. - Oh perdón - se disculpó entonces la mujer al ver que no estaban solos. Sus azules ojos se clavaron en los del muchacho y sonrió - Me llamo Mailén - se presentó entonces.

-Hola. - Dijo retomando su postura. Cuando vio pasar la sombra, observó a Hiroki, como anonadado, no había tenido muchas oportunidades de ver proyecciones de habilidades de ese tipo en su vida. "Supongo que me acostumbraré en un rato" pensó para sí. Luego miró de nuevo a la mujer. - Soy Mikael. - se presentó ahora él. Luego miró al niño y alzó la mano para saludarlos con una sonrisa de labios apretados.

-Mailén, aquí está al fin-Alzó la ceja el Sombra Roja, mirando a la mujer y a la niña alternativamente.
Stefan, por su lado, veía a su gemela con el rostro contraído en una mueca de enojo, apretando con toda la fuerza que tuviera la mano de su madre, esperando quizá que regañara a Rebekah por su pequeña aventura, hasta que al fin vio al extraño y se sintió avergonzado por su comportamiento.
-Buenas noches-Dijo de inmediato con suma cortesía que era más propia de un adulto que de un niño.

Sin duda alguna la Dezaboia sentía el enojo de Stefan y todo mediante aquel apretón que le daba su hijo a la mano a la cual estaba prendido. Quería sonreír o tal vez soltar una pequeña risa, pero se contuvo. Miro entonces a su hija algo mas seria diciendo mediante esta que mas tarde vendría el castigo.

Por otro lado Rebekah miro a su mama con total felicidad, como si en verdad no hubiera hecho nada, y después a Stefan a quien le dedico una amplia sonrisa.
- Stefan el dice haber escuchado voces - le dijo entonces a su hermano - pero yo no he escuchado nada - miro entonces a Mikael algo enojada y después volvió a ver a su hermano - ¿tu escuchas voces? -

A Mikael le contrarió el comportamiento del niño... tampoco estaba acostumbrado a ver una actitud tan madura en un niño tan pequeño, se preguntó si sería un caso único o si, tal como con los poderes, se acostumbraría algún día. Realmente había salido de golpe de su zona de confort.
Cuando escuchó a la niña apretó los labios, ahora dudaba si había sido buena idea decirle eso. Miró a cada uno de los presentes, uno a la vez y repitiendo. Entonces se dio cuenta que en ese lugar, él era el único que desconocido, el único que no era parte de su familia, y sintió un poco de incomodidad, cosa que nunca le ocurría a él.

El niño pequeño frunció el ceño de forma más pronunciada. Era realmente extraño verlo disgustado o molesto, y esta era una de esas ocasiones.
-Lo único que me importa escuchar es a padre y madre regañándote por escapar-Le dijo firmemente, contrariado por la actitud de Rebekah, como si no sucediera nada.
Hiroki miró a Mikael y se disculpó con él en una mirada, ya que supuso se debía sentir incómodo por la situación que estaba presenciando.

Mailén miró a Rebekah y enarcó una ceja ¿voces? ¿Como que voces? algo asustada y a la vez confusa corrió su mirada a Hiroki para que le explicara tal vez mentalmente o con una simple mirada. Esta vez fue ella quien apretó la mano de su hijo, no por enojo si no que de preocupación... si habían más seres en el lugar y todos ellos atemorizan-tes y peligrosos, no quería perder de vista a Stefan. Aunque claro el era el más tranquilo y obediente.

- Ay hermano - Rebekah rodó los ojos antes de mirar de nuevo a Stefan - Gracias por hacerles recordar - fue lo último que dijo ates de volver su atención a Mikael.

Mikael miró al alfa leyendo su mirada, no necesitaba ser un experto en el tema, se veía en sus ojos. Le sonrió con tranquilidad y negó ligeramente con la cabeza, al contrario de lo que quizás estaba pensando, Mikael se sentía contento, algo que no era extraño en él, siempre tan optimista, pero en esta ocación sabía exactamente porqué, no había podido hablar con alguien en mucho tiempo, tal vez desde que saliera de la dimensión humana.

-De nada-Respondió Stefan al instante, sin importarle lo que su gemela pudiera pensar. Era apenas un niño pequeño, sin embargo ya mostraba una educación y disciplina propias de un adulto, jamás osaba desobedecer y ya creía firmemente en la justicia, por lo que no se inmutó ni un poco por la reacción de Rebekah, su único objetivo en ese momento era que ella "pagara" por su travesura.
-Basta, los dos-Dijo Hiroki alzando considerablemente la voz, dirigiéndose a sus hijos, adelantándose a detener una pelea innecesaria-Stefan, los padres somos nosotros. Rebekah, no creerás que se me olvidará tan fácil
-Lo siento, padre-Bajó la cabeza el niño, apretando con más fuerza la mano de su madre.

Iba a protestarle a su hermano pero el levantamiento repentino de voz de su padre le tomo por sorpresa haciendo la sobresaltar. Otro pequeño temblor se adueño de la Zona Orión. Rebekah alzo la cabeza con los ojos bien abiertos mirando a su padre, no era la primera vez que eso pasaba pero tampoco pasaba todo el tiempo. Sus ojos brillaron desprendiendo un poco de miedo.

''Si sigues apretado así me lastimaras querido'' le hablo su madre mediante la mente para no hacerlo audibe, sabia que el pequeño no iba a poder responderle mediante el mismo método por el momento.

Mikael está vez recibió la misma idea que antes tuviera Hiroki; creyó que era ´él quien estaba incomodando a la familia.
-Ahmmm.. - Se acercó un par de pasos rascándose un brazo, un poco nervioso. - No quiero molestar... creo que es mejor si los dejo y me voy... por... allá... - dijo señalando a sus espaldas.

Hiroki le dedicó otra mirada a Mikael, quizá intentando tranquilizarlo por lo que acababa de ocurrir. No era la primera vez que sucedía, de vez en cuando ligeros temblores o muy finas pizcas de lluvia se hacían presentes cuando alguno de los gemelos mostraba alguna emoción fuerte.
Hiroki apretó un poco a Rebekah contra sí para tranquilizarla.
-Fue solo un pequeño temblor-Decretó, como si le fuera totalmente ajena la causa que lo derivó. Sin embargo miró a Mailén apenas unos segundos, como para comprobar que ella también lo había notado.
Al parecer el único en la escena que no se veía perturbado era Stefan, como si lo que acababa de ocurrir hubiera sido lo más normal del mundo.