Lago de Arcturus

La calma del lugar fue la única testigo de cuando los seres llegaron a sus lares. En completa soledad, el lago permanecía inmóvil, callado, tan tranquilo como solo podía serlo en aquél sitio. El agua cristalina reflejaba las estrellas, y un viento cálido de verano se dejaba sentir.
El niño no se desprendió de su madre, aunque el lago de Arcturus lo llamaba para que se acercara.

Una vez llegaron la mujer soltó a sus hijos para que pudieran acercarse al lago, sabia que aquello le encantaba a Stefan aunque no tanto a su hermana quien prefería los lugares apartados de las masas liquidas. Mailen se encamino a una piedra y se sentó sobre esta en la típica forma de indio y con las manos sobre las rodillas mirando a sus hijos.
Por otro lado Rebekah se quedo en su lugar mirando él agua, sin mover ni un músculo.

Apenas su madre lo soltó, Stefan se fue directo al lago, a observarlo, a dejarse atrapar por esa extraña energía que lo estaba llamando.
Se colocó de cuclillas justo en la orilla, donde el viento formaba unas pequeñas y casi imperceptibles olas. El niño acercó una tambaleante mano hacia el agua, y la tocó. Algo sucedió, Stefan no tuvo claro que era, sin embargo un fuerte escalofrío lo recorrió entero, hasta el punto que lo hizo soltar un quejido de dolor, apartando su extremidad del lago. Aún así, como una polilla que se acerca al fuego, volvió a acercarse, sin embargo no cometió el mismo error, simplemente se quedó ahí, embelesado, solamente el agua y él, olvidándose por completo de su hermana y madre.

Desde donde estaba miro a su hermano, la verdad es que no entendia por que él agua lo volvía tan loco pero ñe, era asunto suyo. Miro a su madre de reojo, la estaba mirando al parecer no quería que pasara lo de hace rato, pero es que le era imposible quedarse quieta... Necesitaba explorar, sentir él peligro, la adrenalina correr por sus venas aunque no tenia ni idea que era eso de la adrenalina. Suspiro y se sentó en el suelo empezando a hacer dibujos con su dedo, estaba aburrida... Ojala estuviera su padrino, con él si se divertia.

Mailen no quito ojo a su hija, no hasta que escucho que su hijo profirió un quejido de dolor, algo que la sobresalto y la hizo ponerse en pie, mas cuando vio que Srefan estaba completamente sano se tranquilizo y volvió a sentarse de la misma forma.

Después de unos minutos, el niño se volvió apenas, viendo que tanto Rebekah como su madre estaban muy ocupadas en quien sabía que. Alzó la cabeza y miró las estrellas, brillantes y hermosas y logró divisar sin mucha dificultad a la constelación principal, la que le daba el nombre a la zona en la que se encontraban, El Boyero. Un poco más a lo lejos podía ver con algo de dificultad a Erídano, llamándolo. 
Nuevamente y con más cautela, se volvió hacia las presentes, y entonces se metió al agua y caminó lago adentro, sintiendo como el líquido, a una agradable temperatura, subía desde los dedos de sus pies, rodillas, piernas, todo mientras se sumergía cada vez más sin saber por qué.

La pequeña se tumbo en él suelo y miro él cielo nocturno. No habían pasado ni cinco minutos que ya extrañaba a su papá. Suspiro y después de unos minutos giro su cabeza hacia donde enfría que estar su hermano, pero no lo veía. Asustada se levanto haciendo que su madre se sobresaltada y saliera de la comunicación mental que había tenido hasta él momento.

- ¡Mamá! - grito con su aguda voz llena de miedo y desesperación mientras apuntaba donde antes estaba su hermano.

Mailen miro hacia donde debía estar Stefan y salto de la piedra corriendo al agua cuando vio que su hijo en cualquier momento iba a quedar bajo él agua. Por suerte llego antes y lo tomo de los hombros tirándolo hacia atrás y después argandolo hasta llegar a la orilla.

- ¿¡Stefan que estabas pensando!? - pregunto entonces con los ojos abiertos.

Apenas la mujer hubo tocado a Stefan, el agua actuó como si tuviera vida propia. Se alzó a una altura increíble, golpeando a ambos con una gran fuerza.
Sin embargo el líquido regresó a su posición normal, sin nada que delatara lo que acababa de suceder, ni siquiera ondas. 
Stefan se quedó perplejo, no prestó atención siquiera a lo que le había dicho su madre, simplemente seguía embelesado con el agua, de alguna manera... sabía que él había provocado aquella reacción, no tenía ni idea de como podría lograrlo, aún así lo sentía.

Sin duda alguna aquello había tomado por inesperado a la Dezaboia, algo que nunca pasaba. La madre miro a su hijo, quien no respondia a sus preguntas, algo que la desespero aun más.

-¡Stefan! - grito mientras lo zamarreó una vez para ver si reaccionaba y le miraba o no.

Desde su lugar Rebekah tan solo observaba la situación. Sabia que era el momento para escapar y seguir merodeando por la dimensión pero no lo iba a hacer, su madre ya tenia bastante con lo que estaba pasando y no le iba a agregar un peso más. Esta vez se iba a comportar. - ¿Hermanito? - pensó entonces completamente preocupada.

El niño siguió ignorando por completo a su madre, sin embargo se volvió por completo hacia Rebekah, como si sintiera sus intenciones de escapar. Le dedicó una gélida y muy perturbadora mirada para un niño de su edad, como si todo rastro del ser angelical hubiera desaparecido por completo. El agua se agitó.
Acto seguido se volvió a ver a la mujer que aún lo sostenía por los hombros, bastante disgustado por como lo estaba agitando. La miró con el ceño fruncido.
-¿Puedo ir a la Torre?-Preguntó como un impulso. Se refería claramente a la biblioteca del Infierno, uno de sus lugares favoritos. El niño no sabía porqué, pero había sentido el deseo súbito, la necesidad, quizá, de ir hacia ahí.

Soltó un suspiro cuando por fin su hijo reacciono al hacerle una pregunta. Enarco una ceja por un momento pero pronto la bajo cuando supo a lo que se refería. Miro entonces a Rebelan quien miraba a su hermano y después a Stefan nuevamente.
- Esta bien, pero lleva a tu hermana por favor - le dijo mientras llamaba a Rebekah .

La niña de paro de inmediato y fue a pararse al lado de Stefan para tomarle de la mano, tal vez fue un impulso o quizá una manera de serciorar de que su hermano estaba bien.

-Lo haré-Fue lo único que dijo antes de asentir. Tomó a su hermana de la mano, y, acto seguido, frunció el ceño. ¿Cómo iban a llegar al Infierno? Solo habían seis entradas, y ninguna era accesible en ese momento. Entonces, como una súbita realización, se volvió hacia la niña-Rebekah, ¿Puedes llamar a Folter?-Le preguntó, sabiendo que el demonio los podría transportar fácilmente al lugar que ellos querían.

La niña aún estaba callada, quien sabe si era por su propia decisión o él cansancio. Cuando escuchó a su hermano fruncio él ceño y después vio a su madre ¿como se supone que iba a hacer eso? Era tan solo una niña de tres años, con suerte hablaba y entendía mejor que cualquier pequeño humano de su edad. Mailen río y le acaricio la mejilla a sus hijos.
- Yo lo hago cariño - dijo entonces. Cerro sus ojos por un momento y se concentro a lo máximo, para ella no le resultaba fácil entrar a las mentes de los Setan. Aun así lo logro y antes de que la conexión se pudiera perder le mando él mensaje a Folter. Después de unos minutos abrió sus ojos - ya esta... Vendrá en cualquier momento - les avisó.

-Pensé que te podrías comunicar con él-Dijo Stefan como si fuera lo más normal del mundo. Quizá porque Hannibal le había enseñado a mantener contacto con él de una forma muy básica, enviando no más que emociones muy momentáneas al híbrido, mientras aprendía a controlarlo, sin duda alguna un arte que le llevaría bastante tiempo
-Buenas noches muchachos-Una sombra había aparecido en la punta de uno de los pinos más altos, aferrada al mismo como por arte de magia, el cual se movía bastante por el peso del recién llegado. Folter los miraba con su único ojo a todos al mismo tiempo, le dedicó una pequeña reverencia a Mailén-¿Necesitan algo?-Preguntó sin bajarse del árbol.

- Lamento desepcionarte hermano - dijo entonces por lo bajo no estaba jugando, no lo decís en broma o con ironía, en verdad sentía pena y vergüenza por no poder hacer algo que tal vez su hermano si sabia. Lo miro de reojo pero después su atención fue captada por aquella voz tan conocida - ¡Tío Folter! - grito con euforia soltándose de la mano de Stefan y estirando sus brazos hacia él pino.

Mailen miro en la misma dirección no bien sintió la presencia del Demonio y sonrió de lado antes de inclinar la cabeza en forma de saludo.

- A Stefan le dio por ir a la biblioteca de tu Clan y al parecer ahora Rebekah tambien quiere ir para estar contigo - dijo mientras leía perfectamente las emociones de la niña.

El niño estaba a punto de responder, sin embargo todo lo que pudiera estar pensando se fue rápidamente cuando su hermana se soltó de él y corrió hacia Folter. Stefan únicamente se conformó con mirarlo desde abajo, caminando con tranquilidad hacia él.
El pequeño demonio bajó con agilidad y rapidez impresionantes del pino, saltando ramas y cayendo en picada, como si hubiera nacido ardilla en vez de Major.
Cuando llegó al suelo, alzó a Rebekah y la lanzó por los aires, atrapándola con maestría.
-Hola, querida-Le dijo tomándola entre sus brazos. Recordó cuando ella nació, como se había negado a cargarla por miedo a dañarla, había pasado ya mucho tiempo.-Buenas noches, Stefan-Se dirigió al hermano de su ahijada, un tanto más formal y tranquilo, como el carácter del mismo.
-Hola Folter-Respondió acercándose más a este.
El Gespenst escuchó a la madre de los gemelos con atención y asintió enérgicamente, siempre le agradaba tener a Rebekah con él, ambos metiéndose en problemas, volviendo a ser un niño.
-Los llevaré. Puedes estar segura que estarán bien-Pero su sonrisa no era la más tranquilizadora, solo hacía notar que algo había tramado.

La niña río y agito sus brazos cuando fue lanzada por él aire para después podar uno en él hombro del Setan. Sus ojos grises brillaban, parecía que la tristeza de que su padre se había ido había desaparecido por completo.
Mailen alzo él mentón y entre cerro los ojos al ver la sonrisa del muchacho, sabia perfectamente que algo se cocía en esa cabeza después de todo Rebekah había adoptado la misma maña de sonreír cuando algo tramaba, y aun así sabia que ambos niños iban a volver a sus brazos sin ningún rasguño cuando los fuera a buscar. Suspiro y se acucliyo en frente de Stefan para acariciarle la mejilla y sonreír le, sus ojos zafiros brillaban.
- Diviertete cielo - fue lo único que dijo para después plantarle un beso en la frente. Lo miro por ultima vez y después se levanto para ver a Rebekah - y mas vale que tu no destruyas él Infierno estando con tu padrino querida... - le dijo con una leve sonrisa, pero en parte iba en serio ya que cuando ambos demonios estaban juntos podían causar un Caos en él lugar. Le dio un beso a su hija también en la frente y se separo de los tres - Cuidala Folter - esta vez miro al demonio mayor - nos vemos pronto. - termino por despedirse.

-Sí mamá-Sonrió el niño, ya menos turbado que hacía un minuto, como si toda la chispa de alegría que irradiaba Folter lo hubiera calmado. Abrazó a su madre unos minutos, y después la soltó, para que fuera con su hermana.
-Pagaremos lo que rompamos-Dijo el demonio alzando la ceja, en obvia broma. Si en algún momento se atrevían a siquiera desacomodar algo, su padre, poco diplomático y con maneras no ortodoxas de enseñar, seguramente no estaría muy feliz, y sin duda lo que Folter menos quería era desatar la ira de Opeth.-Cuidaré de ellos, Mailén, de eso no te preocupes. Nos veremos después.
Asintió con la cabeza, tendiéndole la mano a Stefan para que la tomara y pudieran transportarse.
Folter habló en el idioma de los Setan, y, unos segundos después, desaparecieron.

Los miró desde su lugar con una gran sonrisa en sus labios, sabía de sobra que no había mejor lugar que el Infierno en este momento.
- Pórtense bien, hagan caso - fue lo último que dijo antes de que sus hijos desaparecieran, escuchando unadios mami de Rebekah mientras agitaba su manita libre, despidiéndose de ella.

Después de un largo minuto la dama habló en el Idioma natal de los Dezaboia, fue entonces cuando Máila se presento a su lado y juntas desaparecieron tras una nube roja.