Grutas de Alioth

Tal vez fue el ruido que hacían las gotas al colisionar contra el rocoso suelo lo que la despertó, o simplemente quería hecharle la culpa a eso antes de admitir que habían sido aquellas puntadas que cada vez se hacían mas frecuentes , prolongadas y mas dolorosas. Cuando pasaron se despego del suelo y miro a su alrededor, en estos dos meses había conocido todo el territorio de la manada y aun así nunca había visto este lugar.
- ¿como llegue aqui? - susurro aun mirando con sus zafiros ojos el lugar, aguzando sus sentidos y tensando sus músculos , estaba atenta a todo.

Una figura más bien traslúcida se encontraba en la entrada de la caverna, tranquila, esperando, había gastado demasiada energía los últimos meses cuidando de ella, así que en ese momento tenía que permanecer casi inmóvil para no desaparecer. El falso Alfa miró a Mailén.
-Te traje aquí cuando te dormiste. Ha pasado algún tiempo-Le dijo con una voz que parecía venir de ningún lugar. Entonces el clon desapareció.
Justo atrás de él, entró el verdadero Hiroki, alto, imponente como un clon jamás podría ser. Mailén había llegado justo mientras él estaba de viaje, y su clon no le había dado mucha información, así que, cuando la vio, no pudo hacer más que sonreír orgulloso, observando como sus hijos ya se notaban en el vientre de su madre.
Caminó hasta ella y se arrodilló a su lado.
-¿Cómo te sientes?-Le preguntó.

Mailen miro al clon desparecer y después aparecer al verdadero Hiroki. No se acordaba cuando era que se había dormido pero a juzgar por.su apariencia había sido por muchos dias, tal vez meses. Bufo al reconocer aquello, era clásico de su especie el que las mujeres se sumen ennun inmenso sueño y se despierten algunos días o un mes antes de dar a luz.
Siguió con la mirada al Setan hasta que este se arrodilló a su lado.
- Bien - contesto después de unos minutos de silencio - ¿Acabas de llegar o ya estabas en el territorio desde hace algún tiempo?-

-Estoy aquí desde hace algunas horas. Vi que estabas durmiendo... así que preferí recorrer la manada mientras tanto, no sentí la necesidad de despertarte-Dijo acomodándose mejor, se sentía aliviado, a pesar de su ausencia de bastante tiempo, todo había estado en perfecto orden y eso sin duda era más de lo que hubiera esperado-¿Cuánto falta?-Preguntó, obviando que se refería al estado de embarazo.

- Menos de una semana - le dijo después de un largo silencio mientras se tocaba el vientre. Si bien había captado rápido de que iba la pregunta, no había respondido al momento solo por puro placer. En sus sueños seguían siendo dos niños, pero estos habían cambiado drásticamente - esto... - miro a Hiroki y algo de miedo inundo sus ojos, mantuvo la conexión por un lapso corto de tiempo y después corrió la mirada.

Hiroki asintió ante el primer comentario de Mailén, reflexionando que quizá necesitaría a alguien que los ayudara con el parto, no pensaba dejar que la chica ni sus hijos sufrieran o les sucediera algo durante el proceso. La observó acariciarse el vientre, sin embargo algo cambió, y el Sombra Roja se dio cuenta. Ladeó la cabeza, confundido.
-¿Mailén?-Preguntó, alentándola a que hablara.

- Mis sueños cambiaron radicalmente. Por lo menos este ultimo el cual fue el mas largo - suspiro y un escalofrío subió por su columna, su vista estaba clavada en su vientre

-¿Qué te dicen los sueños ahora?-Preguntó Hiroki. Si bien era un experto leyendo estrellas, no sucedía lo mismo con los sueños, muy rara vez soñaba, y las únicas visiones que había interpretado eran las que le había mandado Salvatore Finnegan cuando era Elohim y le necesitaba para alguna misión. Así que únicamente escucharía.

- Siguen siendo dos niños, mujer y hombre... Pero ellos ya son grandes y están enfrentándose el uno al otro en una lucha sangrienta que no tiene fin... Entonces, ella... Ella ca al suelo arrodillada y mira al hombre antes de que éste le hunda una espada en su pecho - el corazón de la mujer iba tan rápido como lo hacían sus palabras al ir contando la historia. Mas que sueño era pesadilla, una que ninguna mujer a punto de ser madre nuevamente tendría. Una puntada se apoderó de su cuerpo comenzando en el vientre. Sus manos se apretaron contra el piso rocoso provocando orificios en estos al aplicar dolor. Era una señal, cada vez faltaba menos .

Hiroki lo meditó un momento, y luego se decidió a hablar. Su voz sonaba calma, pero sus ojos reflejaban otra cosa.
-En tu clan existe una tradición que implica una batalla entre hermanos, ¿No es cierto?-Susurró entre dientes. La sola idea le horrorizaba, ni en sus sueños más grotescos podría ver a dos de su sangre luchando a muerte, y ciertamente sintió náuseas. Sin embargo sabía que era una tradición de los Dezaboia, y poco podía hacer para cambiarla... su única opción era preparar a sus hijos tan bien como pudiera, y luego... luego el destino diría.

Abrió sus ojos ante tal razonamiento.
- No.... No dejare que se enfrenten - susurro mientras las lágrimas le.caían silenciosamente por su rostro. Aun no se recuperaba de la muerte de su sobrino Adir ¿ y ahora el destino quería otro Geschäf mas? Alzo su mirada aterrada hacia Hiroki y aferro sus manos a su vientre, como si estuviera protegiendo a sus bebes. Nunca antes un hijo suyo tuvo que participar en tal evento y esta no seria la esepcion.

Hiroki no pudo hacer más que tomarla entre sus brazos y darle un profundo abrazo, queriendo protegerla no únicamente a ella del dolor, sino igualmente a sus hijos de aquél horroroso destino que quizá los perseguiría.
-No lo permitiremos-Parafraseó su afirmación, dando a entender que si algo les sucedía a los pequeños nonatos le arrancaría la cabeza al responsable, como había hecho anteriormente en repetidas ocasiones.-Si es necesario, los separaremos. Déjame salvarlos, por favor.

La mujer repentinamente empezó a apretar sus ojos con fuerza y aferrar una mano a su vientre mientras que la otra la trataba de mantener en vano ya que cayó al suelo rendida ante tanto dolor. No profería ningún ruido, apretaba con fuerza los dientes y su respiración era agitada, sin duda alguna la hora había llegado. Inmovilizada por el dolor Mailén tan solo podía respirar y hablar costosamente por su mente, contactando a su hermana quien acudió con rapidez al lugar.
Máila se acercó al cuerpo de su hermana y miró a Hiroki con total tranquilidad.
-Hay que llevarla a Ghwän, sígueme - le dijo mientras cargaba a su hermana con algo de dificultad ya que esta se retorcía entre sus brazos.

Hiroki observó la escena como si estuviera viéndola desde afuera, casi sin captar lo que sucedía del todo. Hacía muchísimos años, demasiados quizá que no veía dicha escena, y la última vez había sido catastrófica, cuando Vishnu Qíang fue el asesino involuntario de uno de sus pequeños. Así que la adrenalina en su sangre fue casi inmediata, sin embargo sabía que tenía que reaccionar pronto, supo que hacer cuando llegó la gemela de Mailén.
No dijo nada, simplemente asintió y esperó a que lo llevaran a quien sabe donde, mientras suavemente pasaba a la mujer a sus brazos, ya que tenía más fuerza física que Máila.

La muchacha entrego a Mailen de inmediato manteniendo una de sus manos en a frente de esta y la otra se posaba en el hombro de Hiroki. Sin más sus labios se movieron a gran velocidad susurrando palabras intendibles en el idioma de los Dezaboia, cuando repentinamente sus labios frenaron una bruma rodeo a los tres seres haciéndolos desaparecer del lugar.